Ya en el siglo XXI, este arte ha tomado una forma más sutil, con colecciones temáticas y combinación de estilos y tradiciones como el clásico, el rústico, el tecnológico y el retro, logrando un conjunto muy personal y funcional, en un ambiente romántico, único, original, agradable y equilibrado.
Sus colores se complementan de manera fresca y excitante. Paredes pintadas en los tradicionales tonos crema o blanco y resaltadas con atrevidos tintes oscuros, aportan vida a una estancia, mientras que los diseños geométricos se destacan en sutiles fondos de colores pálidos, para atraer la vista.
La estudiada y hábil disposición de objetos como coloridos platos de porcelana en una alacena, hileras de libros rodeadas por pinturas en una estantería, una valiosa colección de esculturas y cerámicas en un aparador de esquina cuidadosamente arreglado, permiten crear la impresión de un diseño decorativo.
Una de las virtudes de los interiores eclécticos es la maravillosa habilidad de sorprender y encantar que tienen. Objetos de diferentes culturas o épocas combinados de maneras imaginativas e inusuales, le dan vida a una habitación, desafiando las nociones tradicionales de los estilos decorativos.
Monedas y medallones, jarrones hechos en materiales preciosos como cristal de roca, joyas raras, sedas suntuosas, porcelana y laca de Oriente, conforman la lista de elementos que hacen parte considerable del encanto, ya que no se concibieron para la decoración, sino con fines más prácticos.
Aquello que en última instancia define el carácter de un interior ecléctico, es el uso de objetos decorativos que celebran lo inusual, lo raro e incluso, tal vez, lo exótico, reunidos con un toque de imaginación y talento.
La cromática de los espacios parte de una duplicidad generada por el equilibrio entre el blanco y el negro, al lado de toques de color que buscan ser un estímulo visual, complementando la presencia del brillo en el metal y la madera. Asimismo, la fusión de sedas y terciopelos tanto en cortinas y almohadones, como en la tapicería del mobiliario dan un toque muy especial. También las alfombras realizadas a mano, pieles, paredes llenas de texturas y visos, complementan el ambiente.
El secreto es la combinación
El entorno ecléctico estimula todos los sentidos con su cromática, luminosidad y texturas, siendo protagonistas piezas únicas, como por ejemplo, algún mueble clásico de herencia, una alfombra, lámpara, fotos y recuerdos, sin sobrecargar el espacio.
La escuela artística del eclecticismo se basa en que ejemplos de cualquier estilo, aunque parezcan incompatibles entre sí, pueden combinarse con el fin de crear un resultado de gran belleza. De esa manera, piezas cotidianas pueden reunirse con acierto si se eligen con seguridad y gracia.
No existe una forma correcta o incorrecta de combinar las cosas, si bien ciertas mezclas, resultan desagradables a la vista, el entorno puede resultar divertido y dramático, sensual y excéntrico, o atrevido y colorista, o una combinación de estas cualidades.
En sus manifestaciones menos afortunadas, el eclecticismo puede resultar una confusa mezcla de mobiliario u objetos sin nada en común, que crean un ambiente de desorden y caos. Por el contrario, cuando las piezas se eligen con cuidado y se combinan con talento, demuestran el grado de belleza y armonía que puede conseguirse con objetos relacionados entre sí, de formas similares o colores que combinan.
El estilo ecléctico es el que define la decoración de este ambiente, donde también el color y las formas vintage cobran un agradable protagonismo. Sobresale el azul, en una pared de impacto, textiles y muebles.
El aire vintage se consigue empleando distintos estampados, texturas y muebles con acabados envejecidos.
Este comedor es un claro ejemplo de cómo eligiendo sillas de distinto tipo, pintándolas del mismo color y eligiendo un mismo estampado para tapizarlas es posible obtener un ambiente uniforme y de lo más acojedor.
Sin duda es el estilo de decoración que más me cuadra.
Muy bonito! Saludos
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